Bienvenida Popayán 2015


Bienvenido año 2015. Bienvenida estancia cargada de sueños, proyectos, expectativas individuales y colectivas, en donde nos hallaremos en el aquí, en el ahora.

Bienvenida dimensión cósmica en la que no tiene sentido mirar espejos retrovisores para hablar del pasado ni de vivencias pretéritas, toda vez que, en absoluto, nada de lo ocurrido en nuestra existencia, nuestra Colombia, nuestra Popayán y departamento del Cauca, ocurrió en el pasado.


Por el contrario todo lo ocurrido, ocurrió en su preciso ahora, y a su vez todo lo que ocurrirá en este año 2015, de ninguna manera ocurrirá en el futuro, sino en el nuevo ahora.


Como bien nos enseña el Maestro Eckhart Tolle en su libro “El poder del ahora”: “El futuro es un ahora imaginado, una proyección de la mente. Cuando llega el futuro, llega como el ahora”. Cuando pensamos en el futuro, lo hacemos en el ahora.


"Lo mismo que la luna no tiene luz propia, sino que pretende solamente reflejar la luz del sol, así el pasado y el futuro son sólo pálidos reflejos de la luz, el poder y la realidad del presente. Su realidad es prestada del ahora”.


En esa medida, el 2015, a nivel local, nacional, departamental e internacional lo veremos invadido de hechos y realidades que caminarán por el ahora, dimensión intemporal en la que como futuro y ahora imaginado, anhelamos el ahora de una paz estable y duradera.


En lo que corresponde al gobierno local, en el imaginario social de Popayán, existe la necesidad de Alcalde y Alcaldía, en cuyo ahora no se concentre la obsesión política sino la disposición transparente de servicio público.


Necesitamos de unos gobernantes locales que antes que administradores del caos social piensen la ciudad y la sientan. En efecto, pensar la ciudad, la nuestra y de todos, traduce pensar a favor de la gente.


La cotidianidad de la ciudadanía acontece en la ciudad, en sus calles, en sus barrios, en los espacios públicos. El derecho a la calidad de vida de los ciudadanos deriva del carácter y dinamismo de la realidad urbana y la singularidad de ciudad que habitamos.


En esa medida, pensar la ciudad, traduce pensar en la convivencia, en el convivir no ajeno ni distante de los otros que llegaron como colonias, sino de aquellos, que ahora son nuestros y arribaron a convivir con su diversidad de culturas, y quienes poseen el legítimo derecho a integrarse social, cultural y económicamente como payaneses.


En igual sentido, pensar la ciudad, traduce pensar en la movilidad, convertida hoy en atascadero, implica pensar en mas de cuarenta mil personas que se desplazan a sus lugares de trabajo en bicicleta, comporta pensar en las congestiones que nos tornan irascibles, en la invasión de los espacios públicos que nos abruman.


Pensar la ciudad conlleva el propósito de soñarla y proponerla desde distintas miradas, para evitar que se perpetúe como una plaza de mercado público.


Por tanto, pensar a Popayán requiere con urgencia la fundación, modernización y democratización de los espacios públicos de encuentro de los ciudadanos, para que en ellos tenga lugar las reivindicaciones que correspondan, las que sean prioritarias.


Todo lo anterior, bajo el entendido que el espacio público de los payaneses no se verifica de manera exclusiva en los alrededores del Parque Caldas, sino en el entorno de las nueve comunas que conforman nuestra ciudad.


En igual sentido, pensar en la nueva Popayán implica reconocer las diferencias para que, a partir de ellas, se proceda a la construcción de la participación ciudadana.


Por lo anterior, significamos que el reconocimiento de la complejidad de nuestra nueva sociedad payanesa tiene que fundarse en intercambio de visiones, propuestas, y, desde luego, los espacios públicos constituyen el escenario para el despliegue de la libertad de pensamiento y proyectos de construcción de ciudadanía.


Construir Popayán significa como ahora imaginado, poner a prueba la construcción de solidaridad ciudadana e institucional, porque Todos Somos Popayán.


Construir ciudadanía posibilita un piso sólido en la cualificación de la existencia de todos los que vivimos en Popayán, y ello se logra a través de la participación ciudadana, que debe ser creativa, colectiva y deliberativa, con agendas y acuerdos sociales que prescindan de las exclusiones de siempre.


Hay que admitir que somos una ciudad de colonias y la más reducida corresponde a la comunidad raizal, realidad que nos debe conducir a pensar y actuar en función de lo multiétnico, lo pluricultural, y en proyectos productivos.


No obstante lo anterior, en nuestra ciudad, ahora ciudad de todos, porque Todos Somos Popayán, no hemos admitido, todavía, la cultura de la diversidad para construir la nueva municipalidad.


Lo anterior, como prerrequisito para las políticas públicas municipales donde debe primar el consenso, y donde el pensar diferente no signifique separarnos, destruirnos, ni mucho menos devastar el entorno material, histórico y cultural que identifica a nuestra Popayán.


germanpabongomez
El Portal de Shamballa
Enero de 2015,

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