Un viaje interior por la memoria enfrentada y por la desmemoria, en el designio de olvidar los caminos andados por las Plazas de toros, los salones de clase universitarios, las salas de audiencias con jurados de conciencia, y los veinte años que el protagonista dedicó al estudio de la teoría del delito y práctica del derecho penal, es la historia atrapante que gravita a lo largo de esta novela con la que Germán Pabón Gómez debuta y sorprende en el oficio de la creación narrativa visibilizada en multiplicidad de metáforas.  La casona de la hacienda, construida en la cumbre de una montaña silenciosa que le marcaba fronteras en la Vereda de Pueblillo, a las afueras de Popayán, se descubre como la gruta poblada de laberintos, en donde el protagonista se inmersa en soliloquios acerca de sus lidias con los pitones voraces, encuentros y desencuentros con la justicia que algunos apostaban a negociar en subasta con las manos manchadas de extravíos.  El reencuentro con su esposa desp