Por una Gobernación del Cauca Prospectiva
En los escenarios políticos de nuestro Departamento, comienzan a
vocearse las desgastadas consignas de: ¡Ahora si Vamos Cambiar el Cauca!
Sin sorpresas,
se trata de proclamas desgastadas que hemos escuchado como pautas publicitarias
en las campañas políticas caducadas.
No se vaticina que se aborde el problema de la transparencia personal e institucional, con propósitos de innovar en las modalidades de gobernar y administrar con visión y misión de equilibrios y garantías reales
para las siete (7) sub-regiones (Centro, Norte, Sur, Oriente, Macizo, Bota
Caucana, y Costa Pacífica) que conforman nuestra geografía.
Por el contrario, apostar a innovar en la convocatoria e inter-actuación
de los indistintos partidos políticos y movimientos sociales que constituyen las
fuerzas transformadoras de nuestra territorialidad con miras al proceso de paz
y fases del posconflicto, en el objetivo de lograr su concurso en el diseño y
planeación situacional, estratégica y prospectiva, en la mirada de construir sub-regiones y Departamento para entregarlo
al servicio de ciudadanos caucanos del ahora y porvenir:
Es un cometido que requiere más de cuatro años, pero a su vez, como proceso lo único que necesita para dinamizarlo es voluntades políticas inmediatas, para que se ponga en marcha la viabilidad del rescate social, y la inversión pública para los sectores más abandonados por el Estado.
Es un cometido que requiere más de cuatro años, pero a su vez, como proceso lo único que necesita para dinamizarlo es voluntades políticas inmediatas, para que se ponga en marcha la viabilidad del rescate social, y la inversión pública para los sectores más abandonados por el Estado.
Construir con el poder ciudadano sub-regiones y construir
Departamento en el contexto de las nuevas exigencias sociales, culturales,
económicas y democráticas del posconflicto, para entregarlo al servicio público
de los ciudadanos de ahora y el porvenir, no significa realizar ejercicios de
planeación, administración y anti-gobernabilidad para enriquecer y fortalecer a dirigentes de los partidos y
movimientos políticos de la coalición que como temporalidad se conforma para
elegir al futuro Gobernador.
En igual sentido, el proceso consensuado de construir Departamento,
no expresa planear, administrar y gobernar con el objetivo exclusivo y excluyente de conformar en las secretarías e institutos descentralizados,
unos nuevos fortines burocráticos que aseguren a los salientes gobernadores e integrantes
del gabinete un escaño como Representante a la Cámara o Senador de la
República.
La democracia, como principio, comporta la presencia pro-activa de partidos y
movimientos políticos fuertes e inter-actuantes en la toma decisiones que
legitimen la gobernabilidad.
Consideramos que las venideras administraciones del Cauca demandan los
talantes y gestiones de Gobernadores que tengan como visión y misión, no el
ejercicio autoreferente de agendar sus bitácoras administrativas en el objetivo
de beneficiar y enriquecer a manera de tributo feudal a los miembros de los
partidos y movimientos políticos que los ayudaron a elegir.
Entre la vocación de servicio público y las apetencias políticas individualistas que amarran por anticipado, futuras aspiraciones a corporaciones públicas, existen distancias ostensibles.
Por lo anterior, se hace urgente anular la
práctica de co-administrar heredades, como si fueran minifundios o latifundios
burocráticos, donde los nuevos mandatarios, no en hermandad, sino en coautorías
en cadenas de mando y complicidades políticas, prosiguen su labor con los
mandatarios salientes, en la faena de no alterar el carrusel de beneficios
privados y la parranda de la hacienda pública.
En efecto, entre fortalecer las uniones temporales constituidas
como empresas electorales y, entre construir y fortalecer la democracia
departamental entendida como suma de inter-actuantes pro-activos, sin exclusiones,
existen diferencias de forma y de fondo, y para ello se requiere de prácticas
reales de re-invención de las prácticas políticas.
La re-invención de la democracia caucana, entendiendo por aquella
la búsqueda y encuentro de nuevas lecturas y prácticas, que tomen distancia de los métodos y procedimientos que durante decenios han coexistido, los
cuales desfiguraron el ejercicio ético de la política, no puede reducirse al
simple reemplazo del Gobernador de turno (quien sea y cual sea su origen
partidista).
Para el caso, no se trata de sustituir al jefe de la administración departamental, para que el mandatario elegido asuma y proceda a administrarla a su antojo, estrechado, con el saliente, y salientes secretarios de despachos, y se prolongue la desaparición de la ética en la política y prosiga la concepción perversa de un Departamento convertido en un coto de caza electoral.
Para el caso, no se trata de sustituir al jefe de la administración departamental, para que el mandatario elegido asuma y proceda a administrarla a su antojo, estrechado, con el saliente, y salientes secretarios de despachos, y se prolongue la desaparición de la ética en la política y prosiga la concepción perversa de un Departamento convertido en un coto de caza electoral.
En igual sentido, la re-invención de nuestra democracia caucana, no puede reducirse a repetir la misma frase
desgastada que abre como titular en los periódicos o noticieros al otro día de
las elecciones: “El Gobernador volvió a ganar las elecciones e impuso a su
candidato”, “Ganó la coalición de liberales, verdes, conservadores
y vino-tintos”, o en su contrario: “Se
quemó la coalición del candidato alternativo”.
Reinventar la política caucana para liberarla del esquema del
cobro de facturas con intereses a futuras campañas electorales, con sellos de partidocracia, para ponerla en el lugar trasparente que le corresponde: es una necesidad histórica.
Es urgente reinventar la política caucana para ponerla al servicio
público, no al servicio privatista de los colectivos que ganan las elecciones,
ni para amortizar las hipotecas a los contratistas que financiaron las
campañas, sino para situarla sin trabas ni sospechas ante la mirada pública que
elimine el predominio clientelar en los proyectos de infraestructura social y de gestión pública y social.
En otras palabras, necesitamos
que las discursivas políticas que se proclaman en las campañas electorales, como realidad, se
conviertan en región, en sub-región, pero no sólo por allá en el norte, por
allá en el centro, por allá en el sur, por allá en el oriente, por allá en el
Macizo, por allá en la Bota Caucana o en
la Costa Pacífica en donde el mandatario elegido obtuvo las mayores votaciones,
sino en nuestro Departamento del Cauca entendido como integración de
sub-regiones.
La re-invención, encuentro y
búsqueda de ejercicios éticos de la política caucana, debe poseer la necesaria
capacidad de convocar a la ciudadanía, sin diferencias de militancia
política u opciones religiosas.
En esa medida, es prioritario cohesionar a todos los movimientos culturales,
deportivos, animalistas, pero en especial, incluir a los
jóvenes, a futuros profesionales, recién egresados de las escuelas
técnicas y universidades que tienen asiento en nuestro territorio, para que
intervengan, participen e inter-actúen en la política, en la toma de decisiones
departamentales.
En efecto, a los jóvenes, la
gran mayoría de ellos desempleados, poco, nada se los atrae de cara a proyectos
laborales, deportivos o culturales, y cuando se los llama tan sólo se los
invita a pegar afiches, a repartir calco-manías, a fijar pendones publicitarios
en los postes de alguna esquina sin nombre, o tan sólo se los emplaza para que
hagan parte del comité peregrino de aplausos, pero en ninguna de las
discursivas de ocasión que se disparan en las reuniones políticas, ni por las
redes sociales, se habla de la necesidad de integrarlos en la toma
de decisiones, como si ellos no existieran.
La re-invención de la política caucana es urgente y necesaria, y a ello apunta nuestra
convocatoria, toda vez que con el concurso de todos, es posible lograr la
construcción de un Nuevo Contrato Social que nos permita levantar las alfombras
de los despachos públicos para limpiar el polvo y la mugre de los intereses
privados que han impedido airear la democracia caucana.
Ese
nuevo contrato social en las fases del posconflicto y venideras administraciones, es urgente, ¡palabra que si!, firmarlo con los protagonistas de la democracia:
los empresarios, campesinos, indígenas, negritudes, artesanos, iglesias,
deportistas, la clase media, sectores más abandonados, desmovilizados de la
insurgencia, sindicatos de trabajadores, estudiantes, comerciantes, industriales,
sectores productivos, integrando la administración en el quehacer exigente y público
de las veedurías ciudadanas.
Además, es prioritario concertar proyectos indistintos con la Universidad del Cauca, Universidad Autónoma, Universidad Cooperativa, El
SENA; Institutos universitarios, asociaciones de tecnólogos y profesionales, organizaciones
no gubernamentales (ONGS), sectores sociales en conflictos
horizontales, verticales, transversales, regionales y subregionales, con miras
a la fases de los post-acuerdos que se avecinan.
Nuestro
departamento del Cauca, como entidad territorial y administrativa debe
prepararse con voluntad socio-política para asumir el proceso de paz y fases
del posconflicto.
Nos
entusiasman las visiones de planeación situacional, estratégica, y en especial planeaciones prospectivas, porque entre todos los caucanos, sectores políticos,
académicos y movimientos sociales, de manera dialogada y consensuada con visión y misión de equilibrios y garantías reales:
!Le podemos jugar limpio al Cauca y podemos construir y legitimar nuestra democracia caucana"
germanpabongomez
Popayán, noviembre de 2014
El Portal de Shamballa
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