De la re-invención de la política


En los innumerables instantes en los que Nos- Otros, él y otros, discuten acerca de los acontecimientos políticos, al interior de ese diálogo,con menudeos se escucha de manera espontánea la palabra: cambio

Los inter-locutores coinciden en afirmar, unos en voz alta, otros calladitos para que nadie los escuche: ¡Oiga, necesitamos un cambio!. ..

En los afiches y vallas, a lo lejos, entendido ese “lejos” como inter-relación inexistente de lejanía, alcanzamos a leer: El cambio es ahora “!Porque llegó la hora del cambio!”.


Esa palabra cambio por efecto de repetirla sin mayores resultados, la convirtieron en cliché, en frase hecha, lugar común, frase gastada y desgastada, inexistente que no expresa nada, en consigna hueca y vacía que no llama, toca, convoca, ni atrae, que no compromete con nada, ninguna mirada, ningún horizonte, sacudida, ningún nuevo sendero a recorrer.

No sé cuándo ocurrirá, pero necesitamos que suceda esa re-invención de las palabras, esa re-invención de la política...

Para esos efectos no se trata de novar, re-novar, ni de re-emplazar el cuerpo físico de quienes de manera temporal o permanente ejercen el oficio de la política en la lejanía, de cara a la coyuntura mediática o inmediatista de unas elecciones, porque ese ejercicio no es privativo de ellos, no es exclusivo de quienes figuran sonrientes en los afiches publicitarios, sino que por el contrario, esa dinámica entendida como acción, intervención, participación activa o pro-activa en la toma de decisiones, también lo compromete a Usted y a otros, a Nos-otros, a nos y otros, a él y otros…

Nos compromete a todos sin exclusiones, bajo el entendido que ésta democracia, así algunos la denominen endémica, asfixiante o restringida, es un proceso en el que tenemos cabida todos.

La re-invención y sub-versión de la política, entendida como la búsqueda y encuentro de nuevas lecturas y prácticas, para que tome distancia de las anti-lógicas tradicionales que durante decenios han sido dis-funcionales y han caracterizado no al ejercicio de la política sino al ejercicio de las empresas electorales, no puede reduc-(irse) al simple cambio de fachada, al mero re-(emplazo ni emplasto) de la pintura o maquillaje de la fachada de la casona de la finca, porque no se trata simple-mente o como coyu-untura de cambiar de colores para fijar otros colorines como alianzas, coaliciones o uniones electorales...

Porque no se trata de cambiar al jefe, cabeza o cabecilla de la cuadrilla de contratistas; porque no se trata de cambiar al patrón de la casona de la hacienda o del movimiento político (el que sea), para que la disfrute y administre a su antojo con otros y nuevos contratistas durante algunos años

Porque no se trata que sólo lo invite a votar, y continúe la misma historia, como si esa historia fuera una sinfonía inconclusa.

La re-invención y sub-versión de las inter-relaciones políticas en la toma de decisiones, no puede reduc- (irse) a otra frase gastada: “Ganaron los liberales, los conservadores los verdes, los multicolores” o en su contrario “Se chamuscaron tales, cuales o pascuales candidatos al Senado o candidatos a la Cámara de Representantes”.

¿Ganaron o perdieron los de la Unidad Nacional?, ¿perdieron los Vino-Tintos?, ¿se treparon los anaranjados?  Y los otros ahora reposan en el pabellón de los quemados? 

Ganaron ellos? Perdieron ellos? ¿Cuáles ellos? ¿Acaso ellos son los que figuran como cadáveres políticos y a quienes sus seguidores quieren revivir a punta de consignas como a Lázaros para que continúen en el oficio de lo mismo? ¿Y usted? ¿Le pregunto? ¿Y, su ciudad o departamento, ganaron o perdieron?

De lo que se trata en términos de re-invención de las inter-relaciones políticas, no es que ganen o pierdan ellos en lo que corresponde a sus finanzas personales, pérdida o ganancia de contratos estatales con los viejos o nuevos contratistas.

Por el contrario, los avances en términos de construcción de democracia, los cuales difieren de las gerencias de unas empresas electorales, debe apuntar a evaluar de cara al proyecto de nueva democracia:

Cuáles son las ganancias o pérdidas que se logran, de manera efectiva, de cara a que las discursivas de la política se conviertan en ciudad, en la ciudad de ciudadanos vivos, no abstractos o etéreos, en la ciudad entendida como un todo, como cuerpo entero y vivo...

Necesitamos que las discursivas políticas, como re-invención de la misma, se conviertan en Nación, en Departamento, pero no solo por allá en el norte, centro, Sur, Oriente o por allá en el occidente de la región en la que usted habita como ciudadano, sino en su departamento en el cual inter-actúa, en los roles de la localía a los cuales usted pertenece y frente a los cuales usted posee sentimientos de pertenencia como ciudadano, pero no a una ciudad entendida sólo como espacio de vías públicas, sino en una ciudad en la que usted inter-actúa como sujeto de deberes y derechos que identifican al Estado constitucional, social y democrático de derecho.

De manera lamentable el ejercicio de la política se convirtió en inmediatista, y las pérdidas o ganancias electorales dependen de las dádivas inmediatistas. 

En efecto, es usual escuchar el comentario cuando alguien expresa: “es que ahora para hacer política se necesita muchísimo dinero y si no tiene es mejor que no se meta porque se chamusca y es mejor que no pierda el tiempo”.

En esa medida, es necesario re-inventar la política para liberarla del inmediatismo, de las hipotecas con intereses usurarios a las que se halla sometida, para liberarla de la compra-venta de los inmediatismos, y ponerla en el lugar que le corresponde, en laa vocación del servicio ciudadano, pero no al servicio del partido político y coaliciones que ganaron las elecciones, sino para ponerla en la mirada, general, concreta y ciudadana de verdaderos proyectos socio-políticos, sean estos a largo o mediano alcance.

La re-invención y sub-versión o encuentro y búsqueda de una nueva versión del ejercicio de la política, entre otras miradas, debe poseer la necesaria capacidad de salirse del espacio estrecho de los directorios políticos…

Debe poseer la capacidad real de convocar a todos los géneros, estratos sociales, sin diferencias de edad, movimiento cultural, animalistas, credo, raza o religión, pero en especial, debe convocar a los jóvenes, a los futuros oficiantes y profesionales, a los recién egresados de las escuelas técnicas y universidades, para que intervengan, participen e inter-actúen en la política, en la toma de decisiones municipales, departamentales o nacionales.

En efecto a los jóvenes, la gran mayoría de ellos desempleados, poco, nada y nadie los convoca de cara a proyectos laborales, deportivos o culturales, y cuando se los convoca tan sólo se los invita a pegar afiches, a repartir calco-manías, a fijar pendones publicitarios en los postes de alguna esquina sin nombre, o tan sólo se los convoca para que hagan parte del comité peregrino de aplausos, pero en ninguna de las discursivas de ocasión que se disparan en las reuniones políticas, ni por las redes sociales, se habla de la necesidad de integrar, convocar a los jóvenes en la toma de decisiones, como si los jóvenes no existieran, y tan sólo existieran los contratistas de turno que financian las elecciones.

Nuestra democracia, o como la quieran denominar desde la perspectiva de la crítica, no puede continuar el trayecto de la simple coyuntura publicitaria y electoral de las empresas electorales de ocasión, para luego tan solo entretener a los que participaron, en el simple conteo de los votos de los que ganaron y los votos de los que se quemaron.

Nuestra democracia debe liberarse del desánimo, la inmovilidad, del marasmo en la que la metieron y acorralaron; acorralamiento en el cual también nos hallamos metidos. La re-invención y sub-versión de la política es una necesidad histórica, y a ello apunta nuestra convocatoria, porque con el concurso de todos, es posible lograr ese propósito ciudadano.

germanpabongomez
Bogotá, marzo de 2014.
El Portal de Shambhala

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