Reflexiones acerca de la Marcha de Camisas Negras.-



En la ciencia de la lingüística, en la relación inter-actuante entre referente y referido, significado y significante o de manera precisa en la teoría y práctica de los símbolos, tenemos la etiqueta de las Camisas Negras o “Camicie Nere” las cuales en su momento histórico identificaron a los seguidores pertenecientes al Escuadrón de Acción de Benito Mussolini y su Partido Nacional Fascista, quienes utilizaron indistintas expresiones de violencia para eliminar a sus opositores políticos, y como acto de presentación en público, ante el mundo, en octubre de 1922 protagonizaron la “Marcha sobre Roma”.

En esa mirada histórica, desde luego, apretada, dígase que la Marcha de Camisas Negras posee un sistema, realismo y simbolismo el cual sin necesidad de acudir a explicaciones de ninguna índole, la identifica con el Partido Nacional Fascista, y caracteriza desde la mirada inmediata de los simbolismos a quienes utilizan de manera colectiva esa vestimenta fúnebre: como fascistas.

En esa medida, protagonizar una Marcha de Camisas Negras en cualquier lugar del mundo, entre ellos en Popayán, traduce actualizar memorias acerca de los marchantes sobre Roma, y significa actualizarse a través de lo consciente o inconsciente con la construcción conceptual o “categorial de matar”, con los realismos, simbolismos y tendencias de los fascistas.

Por tanto, pretender a fuerza de argumentos y justificaciones invertidas, los que sean, así sean coherentes en el propósito de transfigurar aquel simbolismo para neo-identificarlo con sentimientos de luto o dolor con relación a tragedias ocurridas en nuestro país, como el asesinato de policías o soldados a manos de las FARC, constituye un ejercicio demasiado dificultoso desde la teoría y práctica de los símbolos que hoy dominan las acciones comunicativas.

En efecto, traduce algo así como desfilar en las calles en una “marcha” vestidos de manera uniformada con la camiseta de algún equipo de fútbol, por ejemplo del Club Barcelona, y luego tratar de convencer con discursivismos invertidos a quienes los observan “marchando” que no son seguidores del Fútbol Club Barcelona, sino del Boca Juniors o de otro onceno futbolero.

En los sepelios y salas de velación, por ejemplo, observamos a personas vestidas de luto, traje oscuro, algunos con chaquetas pardas, corbatas ahumadas, pero por colectivo que sea el dolor, jamás observamos una Marcha Fúnebre o Marcha a favor de la Paz con los marchantes y dolientes vestidos de manera uniformada con “Camisas Negras o Camisas Pardas”.

La marcha de “camisas negras” constituye una etiqueta indeleble que, como realismo y simbolismo quiéranlo o no los marchantes, los identifica como fascistas o neo-fascistas, entendiendo como Fascismo una construcción conceptual indefinible, pero una construcción “categorial para matar”.

Ahora bien, si las tendencias ideológicas que los agrupa, convoca y de las cuales participan en sus cursos, tertulias y dialécticas de “capacitación”, poseen distancias y diferencias del fascismo, se les sugiere que apunten a las vueltas de tuerca, que apunten desde la perspectiva de las acciones comunicativas a mensajes concretos-relativos de originalidad y autenticidades en procura de una nueva y real identidad como colectivo social o de pensamiento.

Ninguna “Marcha de Camisas Negras” constituye recordación grata en ningún lugar de nuestros continentes, ni menos en nuestra Popayán del Alma, quizás para los fascistas, teóricos y pragmatistas de las comunicaciones fascistas quienes construyeron el concepto de “hombre Masa”, “masificación del hombre” y “futilidad del hombre” donde “el hombre no importa”, la marcha de camisas negras: es una ceremonia a la cual se aferran y no logran desprenderse, y de manera consciente o inconsciente apuntan a actualizarlo para presentarlo desde Lógicas Inconsistentes como una “marcha democrática”.

En una democracia o proyecto de Estado Constitucional, social y democrático de derecho, los demócratas de indistintas tendencias ideológicas, como realidad y simbolismo nos vestimos con los multi-colores de la naturaleza como realidad y símbolo de la vida en sus diversas manifestaciones.

No obstante, quien o quienes desde sus parcelas de preferencias, elijan las opciones de utilizar vestimentas fúnebres de camisas negras o pardas que lo hagan a sus enteros gustos y las disfruten desde sus fronteras u horizontes, pero de ahí, esto es, de lo singular a lo general, valga decir, a convocar y marchar uniformados de “Camisas Negras” so pretexto de manifestar lutos colectivos frente a tragedias, hay distancias reales y simbólicas con marcas ideológicas históricas y actualizadas, frente a las cuales ninguna discursiva novedosa por razones de justificación coherentes externas e internas que intente construir, podrá jamás cambiar, trasfigurar o re-categorizar que "La Marcha de Camisas Negras", ahora ya no identifica a los fascistas o neo-fascistas, sino que por el contrario, convoca y caracteriza es a los demócratas.

La tradición no permite pensar en el fascismo, y no lo permite porque aquella fue una construcción “conceptual para matar”, y conforme nos enseña la ciencia política, la categoría central después del fascismo es la política, y en nuestra actualidad esta nos corresponde construirla es en democracia.


germanpabongomez
Popayán abril de 2014
El Portal de Shamballa

















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