Cuando la Indagatoria imita al Ajedrez
Quien indaga, al deslizar el primer peón a cuatro
dama o cuatro rey inicia el movimiento de las conductas jurídicamente
relevantes a través de la primera pregunta, y al indagado por derecho
y turno y anticipación le corresponde definir si en su defensa responderá con una apertura abierta o cerrada...
Tal cual, como ocurre en el arte del ajedrez, después de las generales de ley, las primeras preguntas de la
indagatoria se orientan a controlar el centro del tablero de la indagación,
y frente a cada pregunta el indagado deberá responder con respuestas
relevantes, toda vez que, si se responde de forma huidiza, de entrada, quien indaga podrá advertir
que el indagado en vez de contestar, lo único que hace es abrir flancos como si estuviera jugando a las
escondidas.
Cuando el indagado juega a las escondidas en sus respuestas, lo que se descubre es la ausencia de preparación para la partida de ajedrez, y lo que se
revela es la ausencia de táctica y estrategia defensiva.
El indagado si así lo dicta su estado de ánimo puede jugar a las escondidas o contestar con palabras que no corresponden a la pregunta, pero eso no conduce a nada, o mejor, tan solo conduce a dejar las conductas jurídicamente relevantes, materia de las preguntas, sin ninguna confrontación
directa ni indirecta.
La indagatoria es un encuentro con el camino andado y desandado... una cita
con la memoria, la desmemoria, con la palabra puntual y precisa, el derecho a
la defensa material, y el derecho a guardar silencio.
En la indagatoria una sola palabra lanzada como ataque demoledor a una pregunta relevante bastará para que el indagado comience a timonear su velero con seguridad y a navegar en la calma, pero, a su vez, una sola palabra o torrente de respuestas evasivas o contradictorias, podrán servir para que, como aprendiz de ajedrecista sin táctica ni estrategia, se enrede y ahogue en el océano de su narrativa.
En la indagatoria en la fase de apertura, fase intermedia y fase final, la estrategia defensiva se desarrolla con la táctica de la palabra concreta,
pues es sólo a través de la palabra precisa como se niega, enfrenta,
neutraliza o desequilibra la clavada de los alfiles indiciarios que muestran, revelan, reflejan o evidencian en todo o en parte, la modalidad de —autoría—
o modalidad de —participación— en la conducta o conductas punibles de que
tratan las preguntas, las cuales en su unidad y
conjunto constituyen la teoría del delito aplicada al caso, motivo por el cual
se llama a indagatoria.
La citación a indagatoria no es una cita intrascendente, toda vez
que para que se produzca el llamado —como presupuesto de procedencia— deben
existir fundamentos probatorios (entiéndase antecedentes y circunstancias
consignadas en la actuación) con los cuales se pueda construir una hipótesis de
autoría o participación no meramente objetiva, sino presuntamente
responsable en una o varias conductas punibles, según el caso.
En la diligencia de indagatoria las preguntas se deben formular de manera clara, precisa y sin confusiones, derivadas de las conductas jurídicamente relevantes y los componentes probatorios que apunten a lo sustancial penal objeto de indagación, los cuales dicen relación con la conducta o conductas punibles por las cuales se hace la citación.
Esa diligencia, no es un escenario para el bombardeo de preguntas accesorias o irrelevantes, ni para el libre discurso de las respuestas impertinentes, inconducentes o inútiles.
Tampoco es escenario para conjeturas ni adivinanzas, sino un encuentro de
preguntas y respuestas concretas, cuya hoja de ruta se orienta hacia el
esclarecimiento, verificación o exclusión de las hipótesis de autoría o
participación presuntamente responsable que se plantean al caso concreto de que
se trate.
En ocasiones, puede ocurrir que se haga una citación a indagatoria sin fundamentos, lo cual se advierte cuando la ausencia de antecedentes o circunstancias conducen al indagador a formular un abanico de preguntas sin brújula, mediante las cuales lo que se dibuja en el tablero de la indagación es un laberinto en donde el indagador abandona el centro de la indagación, se pierde en la fase intermedia y en la fase final de las preguntas, y a veces no sabe porque mueve los alfiles, caballos o torres, ni tiene idea por donde atacar, si por el flanco de la dama o por el flanco del rey de la presunción de inocencia que deja incólume cada vez que mueve las fichas de las preguntas sin ruta.
No se debe perder de vista que, que una citación a indagatoria con
fundamentos, en su esencia, por principio, traduce indicios de presunta
responsabilidad penal construidos con los medios de prueba allegados a la actuación.
Pero, también, es dable recordar que una citación a indagatoria sin fundamentos o soportes materiales no dejará de ser un escenario de preguntas conjeturales, y desde luego un acto contrario a la ley, cercano a la prevaricación.
Pero, también, es dable recordar que una citación a indagatoria sin fundamentos o soportes materiales no dejará de ser un escenario de preguntas conjeturales, y desde luego un acto contrario a la ley, cercano a la prevaricación.
A través de las preguntas, es dable percibir si la citación fue motivada por conjeturas, de manera ligera o sin soportes materiales, o en su contrario, si se dio con fundamento en indicios de presunta responsabilidad penal, los que nunca podrán traducirse en indicios de responsabilidad objetiva, toda vez que ésta se halla proscrita como principio rector en la ley penal colombiana.
Cuando la indagatoria imita al ajedrez, cada movimiento de las blancas del indagador gira alrededor de las conductas que originaron la vinculación del indagado al proceso, y los movimientos del indagado con sus respuestas giran alrededor de la presentización de su ausencia de vinculación con las conductas por las cuales fue vinculado al proceso, por ausencia de adecuación típica de su conducta, atenuación, causales de justificación o exculpación.
Cuando la indagatoria imita al ajedrez, se entiende que no es una cita para
las digresiones, vaguedades, divagaciones ni rodeos...
La indagatoria no es una entrevista cualquiera en donde no importa si el reloj marca o no las horas sin tiempo...
Eso, no es una indagatoria...
Sencillo, demasiado sencillo, esa diligencia no es un pretexto para
preguntarle al indagado tan sólo por el número de la cédula o por la dirección
de la residencia en donde vive, sueña y muere...
Cuando la indagatoria imita al ajedrez, las respuestas defensivas constituyen una dialéctica en donde concurren relatos que apuntan a contrarrestar, desequilibrar o destruir los alfiles y caballos indiciarios que se derivan de las preguntas formuladas al indagado.
En la diligencia de indagatoria en su fase de apertura, fase intermedia y fase final, por principio, camina una teoría del caso, valga decir, camina la teoría del delito aplicada al caso concreto de indagación, lo cual se presentiza poniendo en conocimiento la imputación jurídica provisional de que se trate, y quien responde, en el fluir de la pregunta y en el fluir de instantes a través de los ¿Por qué me formulan esa pregunta? con rapidez deberá responder con claridad y precisión... evitando los rodeos y evasivas intrascendentes.
Sencillo, demasiado sencillo... quien ha sido citado a indagatoria, tiene el derecho a designar un abogado que conozca el derecho penal en sus entrañas, a efecto de que lo asesore para poner a caminar la palabra hacia adelante... sin olvidar el camino andado o desandado.
Quienes llegan a cumplir una indagación, deben recordar, siempre, que como indagados hacen camino con la palabra defensiva conducente... pues en las respuestas se puede decir de todo, pero, a veces, los "todo" sobran, pues lo cierto es, que, en las respuestas de la indagatoria, tal como ocurre en el ajedrez, no "todo movimiento de las fichas" tiene cabida trascendente.
La indagatoria y las preguntas derivadas de las conductas jurídicamente relevantes, se ocupan de los caminos andados... que revelan las acreditaciones probatorias las cuales condujeron a la vinculación al proceso…
Ante el evento de una citación a indagatoria sin que existan fundamentos
probatorios, sin que existan antecedentes o circunstancias consignadas
en la actuación, cabe incluso la hipótesis de un prevaricato por acción en
contra de quienes hicieron la citación a indagatoria sin fundamentos.
En suma, no se debe olvidar que tras una citación para indagatoria, por principio, caminan conductas jurídicamente relevantes, y a ese caminado de indicios, el cual brota de las preguntas que se formulan, es al que corresponde ponerle cuidado, para controvertir, a fondo y con detalles...
En la indagatoria, el indagado tiene derecho a guardar silencio, y tiene derecho de hacer consignar en el acta todos los aspectos que considere
pertinentes para su defensa o para la explicación de los hechos, lo cual
traduce, insístase, que las respuestas deben girar alrededor de lo pertinente…
En la indagatoria, tal cual, como ocurre en el ajedrez, cada partida y cada movimiento posee un carácter nuevo, y entre cada pregunta y respuesta es dable experimentar la sensación de vivir nuevas vidas…
En la indagatoria, como en el ajedrez, en cada pregunta y en cada respuesta
se puede considerar las jugadas como el reflejo del alma de los jugadores, al
punto que los errores que se cometen tienen origen en el pensamiento y en las
emociones, pues son los temores y las esperanzas los que parecen influir en la elección de cada jugada.
El indagado no debe olvidar que en el ajedrez como en la indagatoria, todo pensamiento es evaluativo, toda vez que pensamiento y evaluación constituye un proceso integral que se relaciona con el calculo y la reflexión acerca de las buenas jugadas, pues "una buena jugada es una buena jugada, antes de ser un tipo particular de jugada, y una buena posición es una buena posición, antes de ser un tipo particular de posición (Jonatan Rowson, Los siete pecados capitales del ajedrez).
Tal cual como ocurre en el ajedrez, en donde es dable tomarse en serio la idea de "hablar con las piezas" para preguntarles acerca de lo que ellas opinan acerca de cómo actuar o proceder en la partida, en la indagatoria también cabe sugerirle al indagado que le pregunte a las palabras acerca de lo que ellas opinan acerca de cómo responder o callar.
En efecto, aunque parezca extraño las piezas en el ajedrez, como las palabras en la indagatoria, poseen alma y deseos albergados en el subconsciente que solo el jugador de ajedrez y el indagado, en su ahora y momentos, pueden entender.
El indagado no debe olvidar que en el ajedrez como en la indagatoria, todo pensamiento es evaluativo, toda vez que pensamiento y evaluación constituye un proceso integral que se relaciona con el calculo y la reflexión acerca de las buenas jugadas, pues "una buena jugada es una buena jugada, antes de ser un tipo particular de jugada, y una buena posición es una buena posición, antes de ser un tipo particular de posición (Jonatan Rowson, Los siete pecados capitales del ajedrez).
Tal cual como ocurre en el ajedrez, en donde es dable tomarse en serio la idea de "hablar con las piezas" para preguntarles acerca de lo que ellas opinan acerca de cómo actuar o proceder en la partida, en la indagatoria también cabe sugerirle al indagado que le pregunte a las palabras acerca de lo que ellas opinan acerca de cómo responder o callar.
En efecto, aunque parezca extraño las piezas en el ajedrez, como las palabras en la indagatoria, poseen alma y deseos albergados en el subconsciente que solo el jugador de ajedrez y el indagado, en su ahora y momentos, pueden entender.
En la indagatoria, como en el ajedrez, las preguntas y respuestas son una manifestación
externa de quien es Usted en un momento dado, lo cual traduce que los
diferentes tipos de personalidad se hallan más inclinados a ciertos tipos de
errores en el tablero de la indagación.
Cuando la indagatoria imita al ajedrez, la mejor sugerencia que se le puede
transmitir al indagado es que prepare la defensa
material como si fuera a jugar la final del campeonato mundial de ajedrez.
En el ajedrez, al final de la partida los peones y el rey regresan al mismo cajón...
Pero, al finalizar la indagatoria no ocurre lo mismo, pues los peones, alfiles, torres y caballos del indagador no regresan al mismo cajón..., por el contrario, en ocasiones se depositan en el cajón de la imposición de medida de aseguramiento privativa de la libertad, y en otras, en el cajón en donde se abstiene de imponer la privación de libertad intramural
En eventos, al final de la indagatoria, el rey de la presunción de inocencia regresa a la calidez del hogar en donde lo esperan con abrazos...para celebrar el triunfo de la inocencia
Pero en otros eventos, dolorosos, al definirse la situación jurídica, puede ocurrir que al rey de la presunción de inocencia, lo terminen enviando a un cajón indescriptible...
En el ajedrez, al final de la partida los peones y el rey regresan al mismo cajón...
Pero, al finalizar la indagatoria no ocurre lo mismo, pues los peones, alfiles, torres y caballos del indagador no regresan al mismo cajón..., por el contrario, en ocasiones se depositan en el cajón de la imposición de medida de aseguramiento privativa de la libertad, y en otras, en el cajón en donde se abstiene de imponer la privación de libertad intramural
En eventos, al final de la indagatoria, el rey de la presunción de inocencia regresa a la calidez del hogar en donde lo esperan con abrazos...para celebrar el triunfo de la inocencia
Pero en otros eventos, dolorosos, al definirse la situación jurídica, puede ocurrir que al rey de la presunción de inocencia, lo terminen enviando a un cajón indescriptible...
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Bogotà, septiembre de 2019
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