Delito de violencia intrafamiliar. No procede la prisión domiciliaria
La Sala Penal de la Corte, en sentencia del 28 de abril de 2021,
Rad. 58749, reiteró la línea en sentido que en el delito de violencia
intrafamiliar no procede la suspensión de la ejecución de la pena ni tiene
cabida la prisión domiciliaria. Al respecto dijo:
“Nótese que el artículo 68A del Código Penal, con
las modificaciones realizadas por la Ley 1709 de 2014, vigente para la época de
los hechos (las leyes 1773 de 2016 y 1944 de 2018 lo que hicieron fue ampliar
el marco de delitos), disponía lo siguiente:
“No se concederán; la suspensión condicional de la ejecución de la
pena; la prisión domiciliaria como sustitutiva de la prisión; ni habrá
lugar a ningún otro beneficio, judicial o administrativo, salvo los beneficios
por colaboración regulados por la ley, siempre que esta sea efectiva, cuando la
persona haya sido condenada por delito doloso dentro de los cinco (5) años
anteriores.
“Tampoco quienes hayan sido condenados por delitos dolosos contra la Administración Pública; delitos contra
las personas y bienes protegidos por el Derecho Internacional Humanitario;
delitos contra la libertad, integridad y formación sexual; estafa y abuso de
confianza que recaiga sobre los bienes del Estado; captación masiva y habitual
de dineros; utilización indebida de información privilegiada; concierto para
delinquir agravado; lavado de activos; soborno transnacional; violencia
intrafamiliar {…}.
“Lo dispuesto en el presente artículo no se aplicará respecto de la sustitución de la detención preventiva y de la sustitución de la ejecución de la pena en los eventos contemplados en los numerales 2, 3, 4 y 5 del artículo 314 de la Ley 906 de 2004.” (resaltado fuera del texto) (...)
“En auto AP669-2019 en radicado 53599, se realizó
un estudio jurisprudencial al respecto, para determinar que en los casos de los
delitos de violencia intrafamiliar no procede la suspensión de la ejecución de
la pena. En aquella oportunidad se estableció:
“En todo caso, el criterio expuesto por la
demandante contraría el que esta Corte, en su condición de máximo órgano de la
jurisdicción penal ordinaria y de tribunal de casación, ha fijado. En efecto,
desde el auto AP3358-2015, jun. 17, rad. 46031, en posición que ha sido
reiterada, entre otras, en las sentencias de casación SP11235-2015, ago. 26,
rad. 45927, y SP4498-2016, abr. 13, rad. 44718; se advirtió que es indiscutible
la existencia de la prohibición según la cual la suspensión condicional de la
ejecución de la pena no es procedente, para quienes sean condenados por uno de
los delitos relacionados en el segundo inciso del artículo 68A.
“Las razones expuestas desde el AP3358-2015 para
sostener esa postura, que mantiene su vigencia, son las siguientes:
“a. Dicho precepto excluye, de manera general, la
concesión de beneficios y de subrogados penales, en relación a una serie de
conductas punibles, entre las cuales se encuentra la de violencia
intrafamiliar. De esa manera, emerge diáfana la restricción legal a partir de
su tenor literal.
“b. Esa prohibición se refiere a los delitos objeto
de la sentencia condenatoria en el proceso actual y no a los que constituyan antecedentes
penales, pues en relación a éstos últimos la exclusión ya se encuentra
contemplada en el inciso primero del artículo 68A sustantivo, cuando se refiere
a condenas por delitos dolosos dentro de los 5 años anteriores. Una
interpretación diferente tornaría en repetitivo y, por ende, inútil el segundo
párrafo de la norma en cita, por lo que sería el entendimiento menos racional.
“c. El artículo 68A original sobre «exclusión de
beneficios y subrogados» fue introducido por la Ley 1142 de 2007 y su presupuesto
exclusivo era la reincidencia, tal y como lo declaró la Corte Constitucional en
la sentencia C-425 de 2008. Luego, la Ley 1474 de 2011 incluyó un criterio
restrictor adicional al de la existencia de antecedentes penales: la naturaleza
del delito objeto de sanción[1].
De esa manera, una serie de conductas ilícitas especialmente desvaloradas
fueron definidas por dicho estatuto como excluidas de sustitutos de la pena de
prisión y la misma senda siguieron, ampliando el catálogo, las leyes 1453/11 y
la 1709/14 –también lo hizo después la 1773/16-.
“d. Si bien uno de los objetivos de la Ley 1709 de
2014 fue el de que se utilizaran las «penas intramurales como último recurso»;
ha de recordarse que el segundo inciso del artículo 68A que excluye esa
posibilidad frente a determinados delitos, fue adoptado y desarrollado por
estatutos legales que respondían, por el contrario, a la necesidad de
fortalecer, entre otros, los mecanismos judiciales de lucha contra determinadas
formas de comportamientos criminales (la corrupción en la Ley 1474 y la
delincuencia común en la Ley 1453, ambas de 2011).
“e. Por último, la interpretación sistemática de los artículos 63 y 68A (parágrafo 2º) del C.P., permite colegir, sin dificultad alguna, que las hipótesis en que procede la suspensión condicional de la ejecución de la pena son las siguientes:
a) Que la persona sea condenada a pena
inferior a 4 años de prisión, por un delito diferente a los excluidos y no
tenga antecedentes; y b) Que la persona sea condenada a igual pena, tiene
antecedentes dentro de los 5 años anteriores por delitos dolosos diferentes a
los excluidos, y no es necesaria la ejecución de la pena según la valoración
que realice el juez.
“Así las cosas, siendo que el delito por el cual se
condenó a L.E.T.R.
fue el de violencia intrafamiliar –agravada- y éste se encuentra excluido de la
posibilidad de la suspensión condicional de la ejecución de la pena privativa
de la libertad, conforme al inciso 2 del artículo 68A, sin que existan razones
suficientes para entender que este último debe inaplicarse por virtud de lo
establecido en el subsiguiente inciso 3; es evidente que ningún error de
interpretación cometió el Tribunal Superior de Bogotá al confirmar la sentencia
de primera instancia que resolvió negar la suspensión solicitada, con base en
la razón anotada. Por el contrario, esa corporación se ajustó plenamente al
sentido y alcance correctos de los artículos 63 y 68A del C.P.”
“Igual consideración se predica de la prisión domiciliaria, pues el inciso primero del artículo 68A del Código Penal es bastante claro en consagrar expresamente la prohibición de conceder tal mecanismo a quienes hayan sido condenados por el delito de violencia intrafamiliar”.
[1] En la exposición de motivos en el Senado se anotó que “A. Se consagra la
exclusión de beneficios y subrogados penales en delitos contra la
Administración Pública relacionados con corrupción”, sin que tal medida se condicionara a la concurrencia de
antecedentes penales, lo cual es explicable si se tiene en cuenta que ya la Ley
1142 de 2007 había regulado el efecto de la reincidencia en los subrogados
penales.
Tendra que hacerse un jucio meticuloso mirando las aristas donde se refleje en el tipo penal que la violencia fue fisica(agrasion ,maltrato con lesiones personales) y verbal no fisica o verbal por que en el ejemplo que pasa a diario donde solo el interante de la familia recibe ofensas de palabras y no agresion o violencia fisica este tipo penal seria un injusto aplicarlo y se deberia conciderar por el ente acusador como una conducta inconclusa
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