Carta al Maestro Antanas Mockus
Maestro Antanas Mockus:
Desde nuestra Popayán del alma, reciba mi saludo afectuoso de solidaridad, y de repudio contra
los embates mediáticos de quienes de manera monstruosa han
pretendido atentar contra su dignidad.
Profesor
Mockus, la comunidad de estudiantes y profesores de la Universidad Nacional,
Universidades públicas y privadas de Colombia y el exterior, conocemos con suficiencia los hechos
notorios que evidencian su pulcritud y transparencia puesta a pruebas de valoración en
todos los escenarios en los que Usted se ha desempeñado como Maestro de
Maestros construyendo academia y ciudadanía.
Los caníbales
de la extrema derecha, quienes se deleitan
descuartizando la dignidad de todos aquellos que no hacen parte de su horda de bárbaros, no poseen la capacidad de aprehender lo que significa multiplicar el
hambre del asedio infamante, contra hombres y mujeres que eligen para saciar la crueldad en el combate rastrero, la cual constituye su único
alimento de bazofias para regurgitar el odio.
Profesor Mockus, sea la oportunidad para recordar a Michel de Montaigne, cuando
en su ensayo acerca de los caníbales nos decía:
"Creo que hay más barbarie en comerse a un hombre vivo que en comerlo muerto; en desgarrar con tormentos y torturas a un cuerpo lleno aún de sensibilidad, hacerlo asar cuidadosamente, hacer que lo muerdan y maten perros y cerdos - como lo hemos leído", y plagiando a Montaigne, lo que es peor, no "bajo el pretexto de la piedad y religión" sino bajo el pretexto de la seguridad democrática.
Profesor Mockus, los campaneros de la guerra, aquellos quienes se aliaron con el
paramilitarismo con el propósito de convertir a Colombia en el cementerio más
grande de América, no entienden que entre contratar e invertir para el constructo de la
Paz, y entre concertarse para poner a marchar el proyecto de holocausto paramilitar,
existen diferencias. En efecto:
Las evidencias
históricas que ahora traducen hechos notorios, nos revelan de
manera incontrastable que el alcance y poderío de las alianzas macabras del
paramilitarismo en Colombia se propusieron apoderarse del Estado en su conjunto
mediante la imposición de candidatos a diversos cargos públicos de la más alta
jerarquía, valga decir, con el objetivo de apoyar, financiar, controlar
elecciones en los municipios, departamentos, a nivel nacional, proyecto que se
puso a cabalgar con crines de fuego a través de diferentes pactos (réplicas del
de Ralito) que se suscribieron en diferentes regiones a lo largo y ancho del
territorio colombiano.
Aquellas macabras alianzas entre caníbales de Refundación de la Patria,
destrucción del Estado constitucional, social y democrático de derecho, arquitectura
del Estado Para-Estado Mafioso, constituyeron un proyecto político-criminal en
el que consumaron innumerables delitos comunes, delitos atroces y crímenes de lesa
humanidad que se ejecutaron a través de Coautorías por Cadenas de Mandos y
diferentes modalidades de autoría material, mediata, y participación de los
artículos 29 y 30 de la ley 599 de 2000.
En efecto, a través de lo macabro se concertaron paramilitares con alcaldes, concejales, diputados, gobernadores, con mandos medios y algunas jerarquías de las Fuerzas Armadas y de la Policía, y con candidatos al Senado de la República y Cámara de Representantes.
Esa concertación espectral entre servidores públicos, alcaldes, concejales, diputados, gobernadores, algunos Senadores de la República, Representantes a la Cámara y las Auto Defensas Unidas de Colombia (AUC), no se consolidó a título de ciudadanos comunes, de manera indiferente, desposeída de intereses políticos, sino debido a los cargos que unos desempeñaban, y a los que otros aspiraban los eligieran.
En ese horizonte, ese sí, de alianzas macabras, apostaron a construir un Estado
Para-Mafioso con proyecciones hacia lo nacional y las regiones.
La finalidad paramilitar de contratar y concertarse para el canibalismo,
de Refundar la Patria bajo el imperio de la barbarie, el terrorismo y la devastación,
ese sí, fue un proyecto de alianzas macabras.
Profesor Mockus, contratar a favor de la Paz y el derecho a la vida, y convocar a marchar
a favor de ese propósito ciudadano, jamás constituye indignidad. Todo lo contrario,
traduce virtud y magnanimidad.
Con nuestro afecto inmenso, recuerde con Montaigne que:
"El papel propio de la verdadera victoria es la lucha no la salvación, y que el honor de la virtud radica en combatir, no en vencer"
Abrazo enorme, Profesor de Profesores,
germanpabon@hotmail.com
Popayán, febrero
de 2015
El Portal de Shamballa
Comentarios
Publicar un comentario