El voto en blanco no gobierna ni decide.-


La extrema derecha está herida y hambrienta y después del 15 de junio quedará con síndrome de abstinencia.

Votar a favor de Juan Manuel Santos como futuro Presidente de la República no es un simple ejercicio electoral de ocasión.

Por el contrario, esta convocatoria abierta a la que acudimos para sumar voluntades de paz alrededor de nuestro futuro Presidente de los colombianos, constituye un compromiso ciudadano a favor de la construcción de la paz entendida como proceso, como derecho y deber constitucional, y traduce una decisión acertada contra la guerra sin fin, contra la fábrica de víctimas, la fábrica de victimarios de crímenes de lesa humanidad, fábrica de crímenes de guerra, fábrica de crímenes atroces, y contra quienes como adalides de la extrema izquierda bajo la careta de revolucionarios le apostaron al holocausto infame durante mas de cincuenta años, y contra la extrema derecha, quienes bajo el colador ideológico de la seguridad democrática apostaron a refundar la Patria y a construir el Estado Para-Mafioso.

Es dable afirmar que la dinámica de los conflictos, violencia socio-política-económica y estadios de guerras indistintas al interior de la sociedad colombiana, no han sido goteos ocasionales, sino expresiones permanentes, simultáneas y multi-variadas a lo largo de su historia republicana.

En la actualidad frente a los diálogos de paz en la Habana, las miradas giran alrededor de la culminación del conflicto armado con las FARC, organización que con el transcurso del tiempo se trasmutó en aparato criminal confundido en la práctica entre el terrorismo, violaciones al Derecho Internacional Humanitario y el negocio del narcotráfico, valga decir, en un aparato consumador de crímenes de lesa humanidad, atroces, y crímenes de guerra, mezclados con los de delincuencia común.

No obstante, lo cierto es que de acuerdo con nuestra Constitución Política en su artículo 22: “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento

Por tanto, al interior de ese mandato constitucional es como debemos acercarnos a la próxima elección presidencial del 15 de junio, no mediante el escurridizo voto en blanco ni la neutralidad huidiza, toda vez que los votos en blanco y las neutralidades carentes de compromisos no gobiernan, no deciden, sino con nuestro voto a favor de Juan Manuel Santos para apoyar los diálogos de paz, con miras a los acuerdos, al referendo y a la denominada fase del pos-conflicto, la cual es más preciso llamarla fase de pos-acuerdos.

En esa mirada nos corresponde aprehender junto a Juan Manuel Santos que la oportunidad cercana de construcción de la paz entendida como proceso que no debe cesar en el propósito de lograrla de manera estable y definitiva, merece que la pongamos en el lugar exacto que corresponde, para ponernos a reflexionar acerca de si nos hallamos dispuestos o no a reclamar, exigir, construir ese derecho y cumplir con ese deber, o si por el contrario, como negación bajo el imperio del miedo preferimos continuar en ese túnel de la guerra sin fin y holocausto infame condenado a cadena perpetua, sin realizar ninguna clase de esfuerzos. ni concesiones.

La paz entendida como proceso y propósito en el que se ha empeñado con acierto y voluntad política Juan Manuel Santos interpretando el anhelo colectivo de los colombianos, no es inmediatista, ni se expresará en los acuerdos de la Habana, incluso ni siquiera logrará consolidación en el referendo que se apruebe, pero estos estadios de por sí constituyen los primeros pasos y avances para continuar el camino

La paz ética-social y la justicia ética, en esas miradas de derecho a la verdad, justicia y reparación de las víctimas, toda vez que no es dable construir democracia a partir de la mentira, de la impunidad total o el olvido acrítico, constituye un proceso que no debe cesar a mediano y largo plazo.

En todo proceso de paz, los institutos tradicionales del derecho penal ordinario ceden el paso a la funcionalidad de la justicia transicional, en la cual como es de suyo tienen cabida dosis de impunidad parcial mas no de impunidad total ni penas irrisorias, pero si penas alternativas que se diferencian de las tradicionales

La construcción de la paz no traduce la reproducción del viejo pacto social en crisis, sino la construcción de un nuevo pacto ciudadano con todos los excluidos que hacen parte de conflictos indistintos en regiones  y sub-regiones, con miras a la re-invención de la democracia nacional y local, a la integración social y política de la insurgencia armada, lo cual traduce que a las nuevas expresiones de democracia social, política y económica que harán parte de la agenda legislativa posterior al referendo, no le debemos tener ninguna clase de temores, toda vez que de lo que se trata es de demoler desigualdades, construir igualdades y equilibrios, en el objetivo que la violencia y el despotismo de las armas abandonen la política del terrorismo, de la guerra indiscriminada y se conviertan en debates ideológicos al interior de un partido con acceso real a la vida democrática nacional y local.

En igual sentido, corresponde reflexionar que la construcción de la paz como derecho de todos y deber de todos los colombianos, no se circunscribe a la humanización de la guerra, toda vez que ninguna guerra es dable dignificarla, ni traduce el simple acallar de los fusiles y metralletas

La construcción de la paz necesita avanzar con voluntades políticas sub-versionadas y consensuadas hacia la construcción de la re-legitimación del sistema y el estado a través de profundas y estructurales reformas en temas de reforma agraria, derecho fundamental a la salud, a la educación, derecho al trabajo, a la vivienda, recursos naturales, medio ambiente, reformas a la justicia, entre otras, todas ellas en la apuesta de atacar, superar estados de corrupción desbordada, exclusiones políticas, económicas, sociales, y en la apuesta de convertir en realidad no formal sino material al Estado Constitucional social y democrático de derecho.


Votar a favor de Juan Manuel Santos como futuro Presidente de los colombianos, como en efecto lo he decidido, y convoco a mis amigos para que nos acompañen en esta apuesta por las nuevas expresiones de democracia, traduce un compromiso ciudadano necesario para votar, decidir y expresarnos pero no en blanco, ni a través de la neutralidad huidiza, sino mediante el compromiso real y participativo a favor de la construcción de la paz, entendida como proceso, como derecho y deber constitucional.


germanpabongomez
Popayán 28 de mayo de 2014
El Portal de Shamballa. 

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